Parecía un día cualquiera, un
día como todos. La misma rutina de la nada. Leer... Escuchar música... Leer
escuchando música... Ver una película... Meterse donde no te llaman... Perdón,
en Infojobs, quería decir.
A mi modo de vida, la mañana
empieza cuando me levanto –valga la redundancia-, ya sean las 10 o las 13. Eso
de que la tarde empieza a partir de las 12 es una bola. La tarde empieza cuando
acabo de comer. Si no cómo, nunca llega la tarde, si meriendo directamente,
llega la noche.
A pocos minutos de esa
mañana, fuera la hora que fuese, recibo una llamada. Supermercados Jespac.
Famosos mundialmente. Me habían seleccionado de una entrevista que tuvo lugar
hacia cosa de un mes, entrevista en la que me dijeron que me llamarían esa
misma semana y de la que no recibí llamada alguna. Suena en mi cabeza Getting Better, de los Beatles, mientras asimilo la enorme sorpresa por la llamada
después de haber perdido toda esperanza.
Es triste que teniendo un
titulo, no se tenga garantizado un trabajo, haya que competir con cualquiera
sin dicha titulación, y encima dar gracias de conseguirlo. Pero no es mi caso,
me quejo por vicio.
Pasa una merienda, llega la
noche. De nuevo la mañana, pero pronto esta vez.
Con esa “alegría” de saber
que empezaba a trabajar en menos de una semana, me dirigí a la oficina de dicho
supermercado. Por suerte estaba en mi propio barrio. Llevo todos los papeles
que me pidieron, extrañado de que la demanda de empleo no fuera uno de ellos.
Me dan la ropa. Me la pruebo. Alucino con mi buena percha y con lo feos que
pueden llegar a ser los uniformes de supermercado. Según un amigo, los de
Mercadona hacen un buen culo... No se a que Mercadona debe haber ido.
Me marcho del lugar, cargado
con el uniforme. Llegando a casa, vuelven a llamarme para decirme que no les he
entregado la demanda de empleo. Inútiles...
La mando por fax, el primer
fax que mando en mi vida. Me clavan 1 euro. Estos moros...
Ya en casa, acabado de comer,
decido ir al paraíso. El paraíso tiene nombre: FNAC.
Antes, cuando trabajaba, cada
mes compraba un CD, un libro y un DVD. Esta vez, como celebración por empezar a
trabajar, y gastando parte de ese poco dinero que empezaba a quedarme, decido
autoregalarme un libro.
Una vez allí, empieza el
proceso... Sacar móvil. Abrir bloc de notas. Mirar la lista de libros apuntados
para leer. Primera letra, la T. Repasar toda la estantería...nada. Segunda
letra, la B. Repasar estantería...nada. Y así con multitud de letras, volviendo
una y otra vez a mirar una misma estantería, buscando otro autor distinto. Y
todo por no preguntar a algún empleado de la tienda por tal o cual libro. Sufro
fobia social. Si me atropellaran, preferiría que se dieran a la fuga en lugar
de que se pararan y me preguntaran como estoy. Ahí si que me joderían...
Al final me decanto por la B.
Bukowski, La senda del perdedor. Otro borracho.
Pago y me voy. Rato después
de salir de la tienda, ya en casa, suenan los Beatles con Rock and Roll Music.
Esta vez no es mi mente, es mi móvil, con una canción distinta cada semana.
Esa es una de mis manías,
cambiar el tono de llamada semanalmente. Pero no es la peor de ellas... No hay
comparación con tener que subir o bajar el volumen de 5 en 5. Si el volumen no
va numérico, sino con esa linea indefinida, muero.
Volviendo a la llamada... Una
vez más, supermecados Jespac. Me dicen que no pueden hacerme el contrato.
Problemas con los contratos formativos. Me quedo sin curro...
Desolado, cuelgo el teléfono.
Miro la mesa. Ahí estaba el libro. La senda del perdedor. Parece cosa del
destino. Resulta ideal...
0 comentaris:
Publicar un comentario