La nostalgia del recuerdo

"Que bien nos lo pasábamos" o "qué tiempos" son expresiones que evocan grandes momentos, ratos felices, pero que no sabríamos decir si quién las dice lo hace con una sonrisa en la cara o con un semblante melancólico.

Estamos rodeados de recuerdos. A nuestro alrededor siempre tenemos personas, objetos, lugares que contienen una parte, significativa o no, de nuestra vida. Sólo hay que echar un vistazo y ver, por ejemplo, una prenda de vestir. Si nos ponemos a recordar, tan siquiera unos segundos, nos trasladamos al lugar dónde la compramos o quién nos la regaló o el sitio dónde la encontramos, las personas que estaban presentes ese día, qué hiciste después, algún recuerdo vago sobre lo que hablasteis... Otro vistazo a cualquier otro objeto, como puede ser un libro de texto, de cuando íbas a la escuela. Si nos adentramos en nuestros recuerdos quizá nos venga en mente aquella compañera de clase que siempre juntabais las mesas porque se te olvidaba traer el libro a clase, incluso lo hacías aposta para poder estar al lado de ella, puedes recordar, tal vez, los garabatos que dibujabais en el margen, del tema de conversación que solíais hablar... Cada objeto es como una caja que podemos abrir con la mente y ver trozos, olvidados o sólo apartados durante mucho tiempo, de nuestra vida, instantes que hace tiempo que no limpias, ya sean felices, tristes, divertidos, peligrosos...

Ahora que todo está al alcance de la mano y de que es difícil que uno se aburra, no estaría mal desconectar, por unos minutos, tener tiempo para nosotros, no para hacer otras cosas, si no tiempo dedicado exclusivamente para nosotros, para no hacer nada y recordar. ¿Cuántas veces recordaras una tarde en el parque con tus amigos cuando tenías 12 años? Puede que muchas o puede que ninguna. Y lo más seguro es que no sirva para nada recordarlo, no hace falta, pero aun así creo que vale la pena echarnos un vistazo de como eramos o de las cosas que nos han pasado, que parecen pocas pero que son interminables de contar, y de recordar... Quedarse con uno mismo, entrar en nuestra mente y dejarse llevar. Es como abrir un libro o ver una película pero en este caso el protagonista eres tú, son los lugares donde has estado o has visitado, son las personas que han pasado por tu vida. Con esas "películas" podremos reír, llorar, avergonzarnos o, por que no, excitarnos, recordando alguna noche con aquella novia que hace tiempo que salió de tu vida y que no sabes dónde diablos estará ahora. No hace falta buscarla, estará en tus recuerdos.