A veces parece que no
sales de una que te metes en otra. Que cuando intentas salir a la superficie,
una extraña corriente te arrastra hacia el fondo. Y tú ya no sabes ni hacia
dónde tienes que nadar porque solo hay oscuridad a tu alrededor y cada vez
tienes menos fuerzas para seguir nadando.
Pero entonces aparece una
mano amiga y te recuerda que hay que seguir nadando hacia la superficie porque
si no te ahogas. Esa persona tampoco sabe hacia dónde hay que nadar pero te
coge de la mano y te ayuda a encontrar la salida. Y a veces es todo lo que se
necesita: alguien que recoja tus pedazos y los guarde en una cajita para cuando
tengas fuerzas para unirlos de nuevo. Porque entre tanta oscuridad a veces se
nos olvida hasta quiénes somos, cómo acabamos ahí y que somos capaces de salir.
La cuestión no es solo
tener a alguien a quién tenderle la mano, sino ser capaces de tender la mano y
dejarte ayudar, intentando que no os acabéis perdiendo los dos entre la
oscuridad.
Dicen que hace falta acabar
de tocar fondo para poder salir a la superficie. A lo mejor toca hundirse para
saber hacia dónde nadar. A lo mejor…
Genial !!
ResponderEliminarSir Jagger.